Kevin Calafi (Él/Ella/Elle 2003) es artista multidisciplinar: escribe (@madwrite_r); captura imágenes (@madfoto.ist_); crea contenido audiovisual; baila; pinta; toca el piano y el arpa; diseña sus atuendos cuando se sube en escenarios, y está detrás de la plataforma artivista This Is Not It, que está afiliada a IDENTIDAD. Inspirado en el Sombrerero Loco de 'Alicia en el País de las Maravillas', Kevin se considera una persona alocada; un bicho raro dentro del sistema normativo. Y esto le encanta. De ahí su pseudónimo en Instagram ‘Mad’, del inglés, loco.
Siempre ha sido autodidacta y ahora cursa el bachillerato de artes escénicas. No sabe cómo definirse como artista porque las etiquetas se le quedan cortas. Eso sí: con el arte crea utopías y lo cuestiona todo. Ya sea admirando cuadros de Goya o recreando el espíritu de Michael Jackson, Kevin está convencido que ha nacido en una época equivocada. “Me gusta poder rescatar cosas del pasado, analizarlas y actualizarlas”. Ya se ha subido a varios escenarios, como el del Patronato de Premià de Mar, donde interpretó a Boq y al Hombre de Hojalata en el musical de ‘Wicked’. Sin duda, el mayor escenario que ha pisado ha sido el del Liceo de Barcelona, donde interpretó la ópera "El Monstre del Laberint" durante dos años consecutivos. También ha ayudado en diversas bandas orquestales.
Escribes, haces fotos, vídeos, música, colaboras con decenas de artistes… somos una generación que ha venido a romper las reglas y dinamizar todos los esquemas de lo que se considera arte. ¿Te molesta que te clasifiquen como ‘escritor’ o ‘fotógrafo’ antes que como ‘artista’?
Soy bastante ‘cero etiquetas’, me repelan. Pero entiendo que la gente quiere ponerle nombre a las cosas y esto lo respeto. Soy una persona que trabaja en distintos ámbitos e intenta hacer conexiones entre ellos. Por ejemplo, ahora tengo un proyecto que mezcla escultura y pintura, otro que mezcla la poesía y el dibujo… Cojo distintas ramas que conozco, como la escultura, la pintura, la poesía, y las uno. Por esto el hecho de etiquetarme como ‘fotógrafo’ o ‘escritor’ o ‘pintor’, aunque no me molesta, me repela. Yo no sé el resto de artistes, pero con los que yo me habitúo a llevar, son multidisciplinarios. Evidentemente, se nos dan mejor unas que otras disciplinas, pero se nos complican las etiquetas. Cuando tenemos una habilidad que no se nos da tan bien, generamos una especie de reproche que nos lleva a una exigencia máxima. Por esto, cuando nos etiquetan en una disciplina es como: “ostras tú, no están valorando todo lo otro lo que hago, que también le pongo toda mi alma”. Por esto molaría que en lugar de ‘escritor’ o ‘fotógrafo’ fuera ‘artista’. Y aunque no me gusten las etiquetas, lo habitúo a tomar mejor.
En tu cuenta de ‘amantes del arte de las letras’ (@madwrite_r) escribes sobre temas relacionados con la muerte, sentimientos profundos y complejos y criticas la sociedad. ¿En qué te inspiras para escribir?
Sobre la muerte, todo empezó con el filósofo alemán Heidegger. Él decía que los humanos somos seres para la muerte. Sabemos que estamos condenados a morir, pero nos comportamos como si realmente no lo supiéramos. Vivimos en una especie de modalidad en la que nos queda tanto tiempo para morir, que no nos preguntamos de qué nos sirve tener que pensar en ello. Y ahí creamos la paradoja de: “sé que me voy a morir, y por ello vivo con planes a futuro”. De hecho, Heidegger distinguía dos existencias: la inactiva, que es aquella en la que vivimos a base de nuestros planes de futuro con tal de negar que moriremos; y la activa, que es la que sabe que moriremos y esto no le impide vivir. Para mí la muerte no es el fin del mundo, ni el fin de todo. Intento darle a la muerte esta doble cara, la posibilidad que no sea algo totalmente malo con lo que tenemos que vivir. Creo que la verdadera agonía no está en pensar que vamos a morir, sino en negar la muerte. Para mí, tratar la muerte no es un tabú, pero para la sociedad sí. Para mí la muerte es como mi musa, mi amante…
Hay una cosa que titulé como “El cuestionario social”. Es una invención mía donde indago en la repulsión, los tabúes y en la crítica. Todo se entorna a lo que es la sociedad, lo que se pregunta la sociedad y aquello que le repele. Mi inspiración no es exactamente la persona ni la sociedad, sino los hilos que los mueven. ¿Y quiénes son los hilos? Esto nos lo preguntamos todos. Pero a mí me gusta mucho indagar. Si te fijas nunca lo nombro; siempre trato de pintarlo como algo superior, que nos supera; y trato de no ponerle un rostro.
¿Hablas de configuraciones sociales y culturales?
Sí. Trato de pintarlo como un Dios sin que sea exactamente un Dios. Es algo que nadie sabe lo que es, pero que se sabe que es superior a nosotres y que, de alguna forma u otra, acaba manejándonos en masas, en grandes grupos y a nivel individual. Y nos acaba acortando y encasillando dentro de la sociedad. Todes tenemos nuestra etiqueta y nuestra puesta en sociedad y cuando alguien se sale de este encasillamiento, peligro. De ahí el cuestionario social. Mi procedimiento es este: preguntar, analizar, callar y escribir. Lo de callar viene a que no hablo mucho de estos temas, los hablo con poca gente. Es una especie de verdugo secreto.
¿De dónde viene tu necesidad de ser artista?
El hecho de dedicarme al arte no fue de la noche a la mañana, más bien fue la búsqueda de un escondite. De crear un mundo utópico. A día de hoy estoy en un piso de ex-tutelados y mi familia no ha sido la perfecta familia. Se han dado tantos problemas que yo quería salir de todo esto. Pero, ¿cómo puedes salir cuando estás en un centro de menores con nueve años y con las ventanas llenas de barrotes? Todo se te hace una bola y tratas de salir de ahí y no sabes cómo. Entonces empiezas a indagar, y a indagar en ti: en lo que se te da bien hacer, en cómo puedes escapar… A los nueve años empecé cantando ópera. Entonces se me daba bien, pero con el cambio de voz ya no. Recuerdo que en el centro, cada noche, a mis compañeros de ahí les gustaba escucharme. Mi primer centro de menores fue en Galicia y les encantaba escuchar La Moreneta de Montserrat en catalán porque es un idioma desconocido para ellos.
A todo esto yo nunca había tenido clases de ópera, pero con el tema de indagar con mi cuerpo y buscar un mundo utópico que me permitiese escabullirme de la realidad, me di cuenta de que el arte era algo importante. Luego se convirtió en una forma de generar una especie de simulación de la vida en distintas circunstancias y situaciones. Se convirtió en algo más, ya no solo era una herramienta para evadirme del mundo. El hecho de dedicarme al arte y experimentar de esta forma me ha sacado de varios marrones, me ha ayudado en la resolución de problemas en la vida real. Entonces empecé con el arpa, el piano, el canto… y todo fue a más. Este agosto, por ejemplo, cumpliré ocho años de imitador de Michael Jackson. Esto vino a raíz de un show que tuvimos que hacer en unas colonias, en donde lo interpreté por primera vez porque era el único que sabía hacer el Moonwalk y su grito típico. En mi vida había bailado Michael Jackson antes. Pero a partir de ahí empecé a descubrirme en otros sentidos, como con el teatro, el canto… hasta llegar a día de hoy, que soy este artista polifacético que ha aprendido a base de ver todos los vídeos de YouTube posibles.
Cantar ópera en el centro de menores, imitar a Michael Jackson en este primer escenario de la casa de colonias… hasta que fundaste el grupo de artistes This Is Not It. ¿Cómo nace y con qué objetivos?
En principio el grupo de This Is Not It no iba a ser lo que es hoy. Aunque estamos en reforma, y para septiembre molaría tenerlo acabado. Hoy día es un proyecto para artistas amateurs. Trata de darles la oportunidad que se adentren en el mundo del arte, que se muestren como son… ya no solo artistas que pertenecen al colectivo, sino también los de fuera del colectivo. Que se puedan expresar y que puedan reivindicar todo eso con una expresión artística, tanto plástica como escénica. ThisIsNotIt pretende ser un espacio para artistas amateurs que han recibido ‘Nos’ a lo largo de su carrera amateur y que quieren ser artistas, ya sea a nivel laboral o como un hobby.
¿De dónde viene el nombre de This Is Not It?
La última gira de Michael Jackson se iba a llamar This Is It, del inglés “Esto es todo”. Y es que con artistes amateurs, esto no es todo. Por esto el 'This is not it". [Elles] qieren crecer, y ahí está su potencialidad.
¿Por qué artistas amateurs?
Con amateur me refiero una persona que no es profesional. Aceptamos profesionales, y eso es genial. Pero los tratamos de tener más como un apoyo. Para nosotros es superimportante. A nivel personal he recibido muchos ‘No’, sé lo que es que haya gente mejor preparada que tú. Pero hay que afrontarlo. Y mi manera de hacerlo fue creando ThisIsNotIt: un espacio en que artistas amateurs puedan afrontar estos ‘Nos’ y conocer a toda esta gente que también está creciendo como artista. Que puedan tener su espacio encima de un escenario, con otros profesionales. Que por elles mismes se den cuenta de que valen.
La última gira de Michael Jackson se iba a llamar This IsIt, del inglés “Esto es todo”. Y es que con artistes amateurs, esto no es todo. Quieren crecer, y ahí está su potencialidad. escenario, yo quería tener bailarines para recrear sus coreografías. Hay toda una serie de canciones que necesitan de bailarines: Thriller necesita zombis, Beat It necesita de los matones, Smooth Criminal de los criminales… Aproveché que había empezado el bachillerato escénico e hice propaganda sobre el proyecto para conseguir montar este grupo-tributo a Michael Jackson. Pero después de nuestro primer concierto me di cuenta del potencial que tenía el grupo como artistas, tanto encima del escenario como fuera, y dije: “este potencial no se puede quedar con Michael, elles se tienen que poder expresar”. Y es que no todes nadamos tan bien en las mismas mareas. A partir de aquí, hasta día de hoy, hemos estado trabajando para que This Is Not It pueda ser un espacio que apoye a artistes amateurs. Nosotres como equipo directivo y como veteranos de This Is Not It, también nos gusta poder ofrecer proyectos en los que les artistes tengan la oportunidad de moverse en otros ámbitos en los que no se habitúan mover.
Mencionas un equipo directivo. Cuéntame un poco sobre cómo os organizáis. ¿Cómo puede une artista unirse a vosotres?
Sí que es cierto que, como han habido nuevas entradas y distintas bajas, todo ha sido un poco caótico. Además, con la nueva reforma, ahora es 'TINI Project', y la Junta Directiva es bastante nueva. Como todavía no somos una entidad pasada por el registro civil, tampoco tenemos mucho soporte, a veces nos cuesta… El equipo directivo se basa en cinco personas, entre las cuales me encuentro yo, que soy el fundador, y cuatro personas más, que son de las más veteranas. Al momento de escoger a estas personas, el requisito principal fue su constancia y su compromiso dentro del grupo. Esto es fundamental.
Y más cuando no hay dinero de por medio.
Claro, por esto también queremos tratar de hacer una entidad que esté pasada por el registro civil, para recibir un poco más de apoyo, porque a veces montar eventos se nos hace muy complicado. No hay como tal una persona ‘secretaria’ o ‘tesorera’ pero nos repartimos las tareas.
Para entrar a This Is Not It, hasta ahora nos encargábamos nosotres de buscar a les artistes. Pero en vista a varias problemáticas que hemos tenido por parte de ciertos artistas, hemos decidido que la entrada a ThisIsNotIt es a base de una entrevista y un casting. Realmente es muy fácil entrar en el grupo, no hay barones altos. La entrevista es para conocer a la persona y el casting para ver qué nos va a mostrar. En ninguna ocasión hemos tenido que decir que no. Las personas habitúan a entrar fácil. Después de entrar, damos un período de prueba de un mes, en donde valoramos la constancia y el compromiso. Claro, siempre teniendo en cuenta su situación personal: entendemos que somos jóvenes, que estudiamos, que tenemos problemas familiares… la salud mental es superimportante, sobre todo como artistes. Lo que nos importa es que las personas sean capaces de crear un show y tengan constancia y compromiso. Entrar a ThisIsNotIt es muy fácil, pero a veces hemos tenido que decir que ‘No’ a alguien, por falta de compromiso. Aunque nunca le cerramos las puertas a nadie.
Hablemos de arte queer. ¿Crees que está invisibilizado?
Yo soy del colectivo. Y aunque ThisIsNotIt no es un espacio única y exclusivamente dedicado al arte queer, cuando lo recibimos, es una de las cosas que pondríamos en primer lugar, si hiciésemos una cartelera. Hoy el arte queer no está invisibilizado, sino que la sociedad es incapaz de tragar este arte. Siguen viéndolo como algo repulsivo. Un hombre con barba, pelo en las axilas, con un paquete que se le vea hasta Tokio, que haga trapecio vestido de mujer y se le salga un huevo… todo esto lo ven repulsivo. Pero yo encuentro que esto es arte. Por esto, el arte queer no está invisibilizado, sino que la gente no está suficientemente mentalizada de que esto es arte. Y ya no solo el público, hay un seguido de zonas y espacios artísticos que siguen repudiando este tipo de arte. No es la primera vez que repudian a una mujer por cómo viste, o una persona por ser no binaria. ¿Creer que el arte queer está invisibilizado? No. Pero, ¿creer que hoy en día pretende invisibilizarse porque la gente no lo traga? Sí. Tratar de invisibilizar algo que es como el pan de cada día, es inútil y ridículo. Todo el mundo es consciente que este arte existe, se disfruta, se vive. A pesar de la crítica, siguen con la lucha. Pero la gente hace un tabú de él, tratan de taparlo. Es como el arte del desnudo: que una persona haga una performance desnuda, es inconcebible para muchas personas. Una mujer desnuda, sexualizada. Un hombre desnudo repudia.
El arte está encontrando un espacio muy extenso y guay en internet: This Is Not It, IDENTIDAD, entre otras, son multi-plataformas que generan eventos físicos, pero siempre tienen presencia en lo digital. ¿Dirías que hoy el arte puede existir fuera de internet?
En el mundo de hoy, donde todo son pantallas, el arte puede existir fuera de ellas, por supuesto. Pero no tendría la misma audiencia. Lo que tienen las redes sociales es la capacidad enorme de promover y expandir el arte a todas las partes del mundo. Con una sola fotografía en Instagram o con un Tuit podemos traer arte de Filipinas a España, por ejemplo. Arte existiría, sin internet. Siempre va a haber gente bohemia interesada en crear arte. Pero no tendría la misma audiencia. Además, teniendo en cuenta que hoy en día somos muy revolucionarios, no creo que el arte tuviera la misma audiencia ni presencia. Le faltaría la expansión que ha hecho con las redes sociales. Soy una persona que no le gusta decir que el arte depende de las redes sociales, porque prefiero el arte puro: ir a un museo, leerme un libro en casa, o directamente, irme a Filipinas a ver ese arte. Soy el típico que no leo periódico, pero si lo hiciese, lo leería en papel.
Dado que el arte debe existir en internet, y dado también que la salud mental de les artistes es importante, no sé hasta qué punto el hecho que el arte requiera de redes sociales para una mayor audiencia puede perjudicar la salud mental de les artistes.
Crítica siempre ha habido. Siempre. Cuando no estaban las redes sociales, había el periódico, que publicaba la crítica en primera plana. Lo que pasa es que hoy en día tendemos, como sociedad, a incendiar las redes sociales cuando se nos plantea algo que va en contra de nuestros ideales. Me considero una persona muy activista, que le encanta la crítica. Pero me gusta hacerlo de una manera más sutil y elegante. En cambio, si cogemos Twitter, por ejemplo, a veces se incendia por un cuadro o un escrito que fue súper malentendido.
Sobre la salud mental del propio artista, en efecto, las redes sociales lo empeoran. Cualquier persona desde su casa puede estar escribiendo una crítica sobre un cuadro que se ha hecho en la otra punta del mundo. Y las críticas en dos segundos están colgadas. Además, como siempre nos escondemos bajo el anonimato de un nombre que no se asemeja al nuestro, quedamos libres de culpa. Considero que les artistes son personas más frágiles en temas de salud mental, porque cuando leen esto, todo se rompe. Y entonces hacen otro cuadro y escrito referente a este dolor. Y sus obras vuelven a ser criticadas. Y luego se genera este bucle de: “hago una cosa por dolor y lo muestro al mundo. El mundo me hace más dolor aún, pues yo le muestro otra vez este dolor que me causa” y así el artista se queda rodeado de un charquito de agua, que sabe un poco a mar porque eran sus lágrimas.
¿Dirías que no existe el arte feliz?
Sí. Yo creo que sí que existe el arte feliz y creo en el arte feliz. Y aunque soy un poco obscuro, me gusta buscar esa faceta. Lo que pasa es que esto es como la belleza: es tan personal y subjetivo, que categorizar algo como ‘feo/lindo’ ‘feliz/triste’ es complicado. Y a todo esto, vuelve a venir la crítica: a mí me parece un cuadro fabuloso, pero al del lado mío, tal vez no. ¿Y con qué nos quedamos normalmente? Como seres humanos nos quedamos siempre con lo malo. En pocas ocasiones nos quedamos con lo bueno. Y cuando nos quedamos con lo bueno, nos quedamos con momentos de éxtasis momentáneos. Siempre he creído que el ser humano es un ser al que le gusta mucho el drama. Hoy día somos seres expuestos a muchísimos estímulos, y todos ellos nos dan mucha felicidad en cualquier momento. Desde un ‘like’ en Instagram, hasta la experiencia de ver un cuadro, que hay personas que llegan al orgasmo. Es tanto el éxtasis que nos genera en tan poco tiempo, que siempre queremos más y más y más. ¿Y cuál es la forma de generar todo este éxtasis? Autoboicoteándonos y hundiéndonos. Porque cuando salimos, creemos que estamos mejor que antes y volvemos a este éxtasis, aunque estemos peor. Es como un acordeón. Siempre nos acogemos a lo malo para podernos coger a algo bueno que nos lleva a la felicidad. Inconscientemente, somos seres que nos autoboicoteamos con tal de encontrar la felicidad. Estamos tan expuestos a estímulos que ya no encontramos el éxtasis en ellos.
Me viene en la cabeza la foto de un humano engullendo un frasco de pastillas de dopamina.
Totalmente. Al final es esto, lo que nos están inyectando a través de todos los medios es dopamina. Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, lo dijo textualmente. Él quería montar una plataforma para cebar de dopamina a sus usuarios hasta que no puedan más. Por esto nos autoboicoteamos. Estar triste significa que a la mínima que me pase algo bueno, voy a estar feliz.
Eres artista, pero antes me has dicho que también activista. Entonces, ¿te consideras artivista?
Sí. Aunque en muchas ocasiones mi activismo o la crítica no esté tan presente, me gusta mucho expresarme a través de mis capacidades artísticas y con ellas, luchar contra el sistema. Ya que soy artista y tengo estos dones y capacidades, poderlas aprovechar para cambiar un poco al mundo. Yo sé que al día de mañana aún no será mi mundo soñado, pero como mínimo habré cambiado algo.
Define artivismo.
Artivismo es un híbrido entre arte y artivismo. Para mí, va más allá de únicamente hacer activismo. La idea del artivismo es tratar de, alguna forma, persuadir o atraer a un cierto público hacia tu arte y al mismo tiempo transmitir un mensaje intencionado. Tienes que tener un mensaje muy claro. La gente no va a ver ese mensaje, porque queda en el subconsciente, pero van a ver tu arte. Es una forma de atraer, de persuadir, de hacer que un público, cuando observe tu arte, pueda sacar su propia conclusión de lo que estás mostrando. Tras esto, que ellos mismos puedan generar una crítica que, aunque sea tuya, se la apropien. Los artistas saben qué mensaje quieren enviar, pero no te lo van a decir. El cuadro es lo que tú puedes ver. Y tú ves el arte. Esto sirve para que las personas se puedan apropiar del mensaje, y al hacer esto, empoderarse con el mensaje. Porque lo hacen suyo. En muchas ocasiones sus vidas cambian después de esto, aunque necesiten tres-cientos cuadros. Y es el pintor quién te ha hecho pensar así. El artivismo es hacer arte que consiga persuadir y atraer a un público y que se lo apropien.
En un mundo que repudia el arte queer, que es adicto a las pastillas de dopamina y cuya salud mental está en peligro, ¿por dónde pasa el futuro?
El futuro pasa por todo este arte. Se trata de evolucionar y que todo esto no suceda. Y menos encarado al arte. Que no sigamos empastillándonos con dopamina, que no generemos críticas destructivas, que lo único que hagan sea causar dolor a les artistes, que el arte queer ya no se pretenda invisibilizar. Creo que el artista sufre cuando se muestra ante un público, pero no cuando está en privado. El futuro pasa por un cambio que no puede darse sin artivismo. Sé que como artista, recibir la crítica negativa y poco elegante de una serie de personas que desconoces, duele. Y más cuando pretendes expresar algo con toda tu alma. Pero también soy consciente que si me paro ahora, la lucha se para conmigo. Y si se para la lucha, ¿qué les dejaremos a la resta de artistas? Seguirán igual que hoy, o incluso peor. Si pretendemos entrar en un futuro donde el arte ya no sea tan bohemio, dramático ni que dependa de estos estímulos constantes; sino que el arte sea arte, sin sufrir, habrá que seguir luchando. Y yo animo a todes les artistes, sean queer, sean mujeres, sean negres… sean lo que sean, a que sigan con la lucha.
👀 ¡OJO! 🧟
El próximo 31 de octubre This Is Not It subirá a los escenarios de Premiá de Mar, rindiéndole tributo a Michael Jackson y los cuarenta años de su álbum Thriller.
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Entrevista escrita por MARTA TIANA, en colaboración con IDENTIDAD Project. (Barcelona, 2000). Marta es periodista y comunicadore, interesade en transfeminismos, cambio climático y sociología cultural. Más sobre elle en sensebarret.com/about
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